Las leyes vigentes que buscan prohibir la prostitución y actividades a fin en España han causado revuelo en diferentes sectores que se ven afectados, tales como la publicidad, la pornografía, el alquiler de locales y directamente la prostitución. Los partidos políticos como el PP y el PSOE han unido fuerzas para impulsar esta ley, sin embargo, ha sido todo en un abrir y cerrar de ojos, sin hacer estudios previos o consultar información a quienes sí conocen los datos reales dado que se dedican a algunas de estas industrias.

La publicación de información falsa es un problema que agrava la situación para las personas afectadas, por ejemplo, algunas encuestas y estadísticas reflejan que España es uno de los países que consume más prostitución en Europa, sin embargo, los que conocen realmente la industria manifiestan que esta información es inconsistente y señalan que la cantidad de la muestra para tales encuestas es insuficiente. De igual manera, si esto es cierto, no representa un problema para un trabajador sexual sino más bien un beneficio que le permitiría controlar la demanda entre sus clientes.

Probablemente, la etiqueta puesta a España de ser uno de los países que consume más prostitución se deba a que es un país que culturalmente no le interesa esconder estas prácticas a diferencia de otros países europeos que disfrazan la actividad con otros negocios dado que prefieren mantenerlo en la intimidad de los clientes. La sexualidad comercializada puede ser vista como un gran tabú para muchas personas, pero, ¿cuál es la diferencia entre un plomero que gana su dinero reparando tuberías y una prostituta que por voluntad se dedica al trabajo sexual?

Algunos sectores manifiestan su preocupación por el “incremento” de los jóvenes que consumen prostitución, mencionando que las cifras van en aumento y temiendo que la juventud “se pierda” en estas prácticas, aquí, de nuevo, está presente el tabú de las personas que no tienen ni la más mínima intención de experimentar la prostitución. En cuanto a las cifras, las personas jóvenes se independizan a edad más tardía dado el incremento de la pobreza y un sinfín de razones más, el sentido común dicta que no es acertado creer que estos índices vayan en aumento.

Si se quiere contar con cifras exactas acerca del porcentaje de personas que consumen prostitución, aquellos que han consumido por simple casualidad (por ejemplo, un joven en su cumpleaños) no entran en la categoría de clientes de la prostitución, por lo tanto, para una estadística certera hay que tomar muy en cuenta la frecuencia del cliente.

La discrepancia radica entre los que creen que la comercialización de la sexualidad se da en su mayoría por la trata de personas (Muchos de ellos inmigrantes) y los que no creen esto, sino que mayoritariamente quienes se dedican al trabajo sexual es por voluntad propia. Lógicamente, es muy complicado detectar si el trabajador sexual está implicado por trata de personas o por su voluntad, es por ello que las encuestas y la información de propaganda a través de los medios de comunicación generan ideas erróneas transmitiendo lo que les favorece para sus campañas políticas.

Si bien la trata de personas es un acto ilegal en muchos aspectos, muchas personas que serán “rescatadas” del trabajo sexual manifestarán su molestia porque no tendrán un trabajo y probablemente en su mayoría ellas y ellos mismos decidan regresar al lugar donde ejerzan sus labores. Algunas trabajadoras sexuales han mencionado que salir del mundo de la prostitución ha sido una decisión correcta por el daño que les causó, pero en contraste a ello, también mencionaron que fue la prostitución su solución a la precariedad y el punto de partida para poder ahorrar e invertir en un negocio, entonces, no por ello pueden tomar una postura de abolicionismo sino dejar que las cosas fluyan para aquellas mujeres que toman el trabajo sexual como algo totalmente normal y con responsabilidad.